Ágora Bienestar

31
May

Antonio Moreno: “En época de cambio hay que reinventar el valor de la persona como centro de la acti

Entrevista a Antonio Moreno, director del Servicio de Prevención y Gestión Asistencial de Iberdrola

Pregunta: Tras casi 40 años al frente de la prevención en Iberdrola, ¿cuáles son los principales cambios que, a este respecto, se han producido en la empresa a lo largo de este tiempo?

Respuesta: Iberdrola, desde el origen de su actividad empresarial, hace más de cien años, ya era pionera y tenía un amplio compromiso con la prevención más allá de lo que era normativo. En este sentido, la Ley de Prevención de Riesgos Laborales de 1995 hizo obligatorias determinadas acciones que ya se venían haciendo previamente en la compañía, que entendía, ante todo, que era absolutamente imprescindible la protección del trabajador en las distintas actividades que realizara. Obviamente, desde aquella etapa pionera hasta hoy, se han ido introduciendo múltiples mejoras de forma continua, hasta llegar a la actual posición de máxima exigencia, donde nuestro reto ya no es “cero accidentes” o “cero riesgos”, sino que se ha fijado el objetivo de que no exista ni un solo comportamiento inseguro en la compañía.

P: Iberdrola es una empresa formada por miles de trabajadores en todo el mundo, ¿cómo consiguen que arraigue la cultura de la prevención en este gran gigante?

R: Aunque aparentemente podría parecer difícil, no lo es tanto por una sencilla razón: en el ADN cultural de la empresa matriz (Iberdrola España) uno de los valores esenciales que se defienden, desde el presidente a cualquier trabajador, es que lo más importante son las personas y su salud. Por lo tanto, prevenir los riesgos es un elemento fundamental en nuestra forma de entender la empresa. En este sentido, cuando estos valores humanos se van trasladando al resto de países, aun existiendo legislaciones diferentes y planteamientos no siempre homogéneos, este principio es tan potente que va calando y unificando los sistemas y comportamientos de actuación, de tal forma que, siete años después de iniciar el proceso de internacionalización de Iberdrola, en todos los países en los que operamos las políticas, estrategias y principios de actuación en este sentido son comunes.

P: Con su experiencia y conocimiento a nivel internacional, ¿cómo ve la prevención en España respecto a otros países?

R: Realmente considero que España se encuentra en una posición de vanguardia. A nivel europeo tenemos un denominador común muy homogéneo, pero, dentro de él, quizá España ha sido uno de los países que ha concretado con un mayor nivel de detalle cuáles son las actuaciones que las empresa tenemos que desarrollar en materia de protección de los trabajadores. Por lo tanto, estamos posiblemente en el país de nuestro entorno más exigente en esta materia y que ha integrado la cultura de la prevención con una mayor profundidad.

P: En los últimos años ya no se habla sólo de prevención, se habla también de bienestar laboral. Usted mismo es un gran impulsor de esta idea al formar parte, entre otras múltiples organizaciones, del Comité Organizador de Ágora Bienestar. ¿Qué podría destacarnos sobre esta cuestión? ¿Qué posibilidades aporta este nuevo término?

R: El concepto de bienestar laboral, que es muy actual y moderno, está todavía por definir con hechos. Su posible alcance es muy amplio y en él tienen cabida muchas visiones y enfoques, por lo que es necesario irlo concretándolo con hechos y experiencias prácticas. Hace pocos años podríamos pensar que aún era una utopía deseable que no se sabía muy bien cómo conseguir. Sin embargo, actualmente ya se han desplegado herramientas, como Ágora Bienestar, para ir materializando esa utopía y, por tanto, estamos encontrándonos ya ante una realidad empresarial y social. En definitiva, el bienestar laboral es el camino que las grandes empresas tenemos que ir abriendo, siendo tractoras del resto de compañías que actúan y colaboran con nosotras, para ir incluyendo en la cultura empresarial este nuevo enfoque, que sin duda es un gran reto a lograr en los países civilizados.

P: Siguiendo con el congreso, celebramos la tercera edición de Ágora Bienestar en Sevilla los días 6 y 7 de junio, ¿cuáles han sido los principales pilares del encuentro en estos años y que va a diferenciar la próxima edición?

R: Cada una de las ediciones anteriores fueron un hito sobre hacia dónde las empresas debíamos ir navegando hacia el futuro. Evidentemente, cada año se van incorporando nuevas ideas, visiones y experiencias que van construyendo, conjuntamente, ese camino hacia el bienestar y son piezas fundamentales de ese objetivo final: conseguir que el trabajador sea considerado no solo un recurso humano laboral, sino una persona que actúa y se desarrolla en un entorno de trabajo. Esta visión es la que pienso que, en unos años, se irá progresivamente incorporando en las formas de actuar de las empresas. Por lo tanto, creo que hemos avanzado ya ampliamente sobre lo que hasta ahora ha sido la prevención desde una concepción más clásica, hacia una prevención más integral de la salud del trabajador en un concepto más moderno.

P: En Ágora Bienestar se cuentan numerosas experiencias cada año con empresas de diferentes tamaños y actividades, ¿Hay algún tema que destacaría especialmente por su contribución a la cultura del bienestar?

R: Ante una sociedad en la que inevitablemente estamos ya inmersos en la industria 4.0, en nuevas concepciones y escenarios de la organización del trabajo, este avance tecnológico y social debe llevar paralelamente asociado promover y resaltar los valores de la persona en el trabajo. Esto es, desarrollar un nuevo concepto de humanismo empresarial, replanteando paradigmas, de forma similar a como hizo Leonardo da Vinci durante el Renacimiento. Así, en el cambio de época en el que nos encontramos, hay que reinventar de nuevo el valor de la persona como centro fundamental de la actividad empresarial.

P: En la pasada edición recibió en Ágora Bienestar un premio a su trayectoria profesional, ¿qué ha supuesto para usted este premio?

R: Siempre que uno recibe un galardón es un momento de lógica satisfacción. Pero cuando además el premio es el reconocimiento a una trayectoria profesional de casi cuarenta años dedicados a la salud de los trabajadores, tanto en España como a nivel europeo, ese reconocimiento tiene una doble dimensión: la del reconocimiento externo al trabajo realizado y la recompensa íntima de haber dedicado tu vida profesional al servicio de las personas y, en mi caso concreto, a velar y proteger su salud en el ámbito laboral, ya que, sin duda, son las personas el activo más importante que existe en las empresas. Además, el Premio Ágora Bienestar ha supuesto para mí no sólo un reconocimiento a la labor realizada a lo largo de muchos años, sino también un estímulo de proyección y renovado compromiso hacia un futuro abierto a nuevos horizontes y posibilidades.

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