Ágora Bienestar

17
May

El arte de procurar el bienestar en la empresa

Salud, bienestar y felicidad son términos que describen conceptos vecinos con lindes difusas, y en nuestros tiempos tienden a utilizarse como sinónimos. Desde el momento en que la OMS define la Salud como el más alto grado de bienestar, no sólo parece quedar pequeña y desfasada la idea de “tengo salud porque no estoy enfermo”, sino que casi se antoja retrógrado pensar en la enfermedad, como si su ausencia se diese por hecha. Esto, que contrasta con el sentir popular o con la terminología utilizada por las administraciones públicas (cuando se habla de servicios sanitarios básicamente se hace referencia a la oferta asistencial) no debe tampoco hacernos perder, a los médicos, la perspectiva por la que reconocemos que, si bien la salud no es sólo la ausencia de enfermedad, desde luego empieza por la ausencia de enfermedad.

Y es que, así como la pirámide de Maslow nos muestra que la plena realización personal depende de la satisfacción estrictamente escalonada de las necesidades del individuo – desde las más básicas hasta las más sofisticadas-, la intervención de las empresas sobre el bienestar de sus trabajadores tiene que comprender también de forma escalonada la prevención de riesgos laborales, la promoción de la salud (es decir, la contribución a adquisición y mantenimiento de un estilo de vida saludable), y por último el desarrollo de las competencias –o en términos de psicología positiva, de las fortalezas– de sus empleados. Estos tres escalones se pueden mejorar de manera simultánea, pero la jerarquía de prioridades nunca debe descuidarse y no cabe montar un tercer escalón antes del primero.

Las características propias de los distintos sectores de actividad empresarial e incluso de los distintos puestos de trabajo marcan diferencias en cuanto a qué recursos se requieren para construir la citada escalera. El almacenero nos dará las gracias si le habilitamos una “smart room” para tomar el café durante sus minutos de descanso, pero tal vez, a diferencia del administrativo, nos recuerde que su bienestar depende antes que eso, de sentirse seguro porque dejen de confluir en cierta zona del almacén las carretillas y los peatones. Hemos de atender primero a este tipo de cuestiones, pero no con resolverlas quedará nuestro camino libre de dificultades porque, puestos a subir por nuestra escalera, encontraremos que no podemos ofrecer exactamente los mismos beneficios sociales a todos los empleados.

No cabe hablar de teletrabajo para un operario de producción, y la conciliación de la vida personal y laboral del trabajador a turnos necesariamente estará más condicionada que la del informático que hace horario flexible. Cuando estas diferencias son interpretadas como trato desigual, a veces es difícil convencer de lo contrario, de modo que medidas dirigidas a mejorar el bienestar pueden causar malestar en determinados grupos o individuos. Así sucede también, aunque por motivos diferentes, con cambios en el patrón de turnicidad, con el aire acondicionado en las oficinas en verano o con los menús del comedor social.

En cualquier caso, antes de ofrecer o implantar medidas con presumible efecto positivo sobre el bienestar en la empresa, y para evitar fracasos, se debería contar con una o varias Encuestas de Clima, tanto para dirigir los recursos hacia las necesidades expresadas por los trabajadores como para intentar evitar recelos por presunta falta de coherencia. La empresa debe, además, desarrollar mecanismos de chequeo de la situación psicosocial. De poco sirve, por ejemplo, crear un entorno físico estupendo si cuestiones de organización del trabajo, de estilos de liderazgo, de relaciones interpersonales o de tolerancia frente a abusos no se identifican y corrigen.

Es complejo gestionar el bienestar en la empresa, y hacerlo correctamente es como un arte. Entran en juego intereses individuales, grupales, situacionales… Yo no conozco recetas mágicas, pero recomendaría usar al menos los siguientes ingredientes: empatía, evitación de prejuicios, sentido de equidad, análisis y reflexión.

Juan Víctor Ruiz Nuevo
Corporate Health Management en BASF Española SL

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